Por la mañana expuso el uruguayo Raul Zibechi
quien esbozó un intento por conceptualizar los movimientos sociales desde una
perspectiva que integrase los nuevos movimientos sociales en America Latina. En
este sentido, dio una pincelada teórica sobre los enfoques norteamericanos y
europeo en torno a los movimientos sociales, destacando la necesidad de
repensar “desde” América Latina una teória situada, señalando la tendencia de
los nuevos movimientos sociales a pensarse a si mismos desde dentro,
produciendo intelectuales capaces de realizar un trabajo territorial
emancipatorio. Esto es posible en tanto esos intelectuales adquieren la gran
mayoria de sus saberes dentro de los movimientos.
Asimismo, señaló la importancia de la formación
para el trabajo territorial y la autonomía de los movimientos, la cual esta en
constante tensión y contradiccion ideológica, estrategica y relacional en tanto
formas y manifestaciones del poder, entendiendo a los movimientos como tejidos
y porciones de construcción de una nueva sociedad en busca de una correlación
de fuerzas positiva.
Por la tarde, Hernan Ouviña fue enfático en
destacar que si bien los movimientos deben plantearse desde una perspectiva autónoma,
esto no implica autismo. Por lo tanto, los movimientos sociales deben
confrontar al Estado desde focos autogestionarios de contrapoder.
Ouviña destacó que los movimientos son siempre flexibles
y contradictorios, pero deben ser contradicción en movimiento, una construcción
innovadora cuya articulación debe ser resultado de una construcción de
confianzas a partir del conocimiento y reconocimiento. Tales espacios de
articulación deben ser transversales e integrales como organizaciones populares
respetuosas de las diferentes subjetividades.
Los movimientos sociales no son ni deben ser “ni
calco ni copia”, sino creación, un espejo que visualice nuestras prácticas con
miras a solucionar el desafío constante de un
internacionalismo de nuevo tipo que no emerja desde la homogeneización,
sino que debe estar nutrido de la diversidad que entrega una red global de
resistencias. Y en estos términos, Ouviña hizo incapie en valorar lo propio en
términos de las distintas luchas locales que se dan en el presente y futuro.
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